lunes, 29 de noviembre de 2010

Finalmente, una noticia muy esperada para todos los hablantes y estudiantes de nuestro idioma.

Las academias flexibilizan y aprueban la polémica reforma de la Ortografía del español

Se vuelven a permitir las denominaciones de 'ye' o 'i griega', 'be', 'be alta' o 'be larga', y no se condena el acento de 'sólo'

Las 22 academias de la lengua española han aprobado en México una nueva Ortografía, una obra de "valor incalculable" para la unidad del idioma, y han dejado en simples recomendaciones algunos de los cambios que habían despertado más polémica, por lo que se vuelven a permitir las denominaciones de 'ye' o 'i griega', 'be', 'be alta' o 'be larga', y no se condena el acento de 'sólo'.
Los directores y presidentes de las Academias, que participan esta semana en la Feria del Libro de Guadalajara, han hecho público este importante acuerdo "unánime" en un encuentro con la prensa, en el que el director de la Academia Mexicana de la Lengua, José G. Moreno de Alba, ha desgranado algunas características de esta edición que, como se dice en la presentación de la misma, es "más sólida, exhaustiva, razonada y moderna" que la de 1999. Y es, sobre todo, más "panhispánica", porque si aquella edición, "breve, sencilla, clara y didáctica", recibió el refrendo de todas las Academias y fue presentada antes en América que en España, su contenido había sido redactado por la Real Academia Española.
Sin embargo, la nueva Ortografía, que Espasa publicará antes de las Navidades en los países de habla hispana, es fruto de "la voluntad común y del trabajo conjunto de las veintidós Academias". Las normas "son comunes a todo el ámbito hispánico", pero los ejemplos procuran recoger muestras de unas zonas y otras, según se afirma en la prepublicación facilitada a la prensa.
La mayoría de los cambios de la Ortografía que se avanzaron a la prensa a principios de mes, y que fueron cuestionados a ambos lados del Atlántico, han quedado finalmente en propuestas de las academias. Desde el principio las Academias han descartado "la idea de una reforma ortográfica exhaustiva" y se han centrado en "una revisión" de este código esencial para 450 millones de hispanohablantes, con objeto de eliminar, "dentro de lo razonable, la opcionalidad abierta por algunas normas".
Recomendaciones y opcionalidad
Esa opcionalidad existía, por ejemplo, en la denominación de las letras del alfabeto, que reciben distintos nombres según los países de que se trate ('be alta', 'be baja', 'be larga' y 'be corta' para la 'b' y la 'v'; 'uve doble', 'doble uve', 've doble' o 'doble ve' para la 'w'; 'i griega' y 'ye' para la 'y'; 'zeta', 'ceta', 'ceda' o 'zeda' para la 'z').
En la nueva Ortografía, "se propone unificar" los nombres de letras, pero, como aclaró Moreno de Alba, se permiten utilizar los diferentes nombres que reciben en algunos países. "Estamos tratando de uniformar, no de imponer", subrayó el director de la Academia Mexicana. "Si estas propuestas resultan útiles a algún país, que las tome. Si cree que les complica, que no las tome. No tienen importancia pero marcan la tendencia", aseguró Moreno de Alba.
Lo mismo sucede con el adverbio 'sólo' y con los pronombres demostrativos. Se recomienda vivamente no ponerles tilde, pero quienes estén acostumbrados a acentuarlos, pueden seguir haciéndolo. Las academias sí acordaron que la 'ch' y la 'll' dejen de ser letras del alfabeto.
Las reformas habían sido muy cuestionadas por escritores como el mexicano José Emilio Pacheco, premio Cervantes 2009, o el español Javier Marías. "Yo seguiré escribiendo 'solo' con tilde, pase lo que pase", avanzó antes de la reunión de las academias el escritor y académico Arturo Pérez Reverte en Guadalajara.
 
Olga Esteban Díaz, santanderina de 38 años, ahora se llama Olga Long al seguir los hábitos anglosajones de llevar el apellido de su cónyuge. Llegó a la ciudad de Charleston, en el estado de Carolina del Sur, en Estados Unidos, en julio de 2002, cuando su marido Mark consiguió trabajo en el College de Charleston después de acabar el doctorado. Ella, por su parte, ejerce la docencia del español en el American Institute of Building Arts. Hace 20 meses que son padres de una niña, Nella Bess.
Olga ha sido anteriormente profesora de educación infantil y español en una escuela judía y en otra preparatoria. Reconoce que se adaptó mejor nada más llegar, «cuando todo era nuevo y tenía más tiempo libre. Ahora, desde que nació mi hija se me hace más difícil estar lejos de las familias, ya que mi marido es irlandés, de Cork. Las circunstancias serían diferente que si me hubiese casado con un americano». Los planes de la pareja eran quedarse en esta ciudad sureña entre 5 y 10 años «y ahora el tiempo y la distancia van pesando, cada día más».
Existen muchas diferencias entre Santander y Charleston: «Lo peor que llevo es el horario, el sentido del humor, el valor de la amistad y la comida. Se despiertan muy temprano, con lo cual hay que irse a la cama con los niños. Aquí es impensable comer en casa. No daría tiempo». Las personas adultas tienden a relacionarse socialmente con compañeros de trabajo, es difícil conocer gente si no eres de la ciudad y no trabajas: «Es más fácil tener conocidos que amigos, incluso con éstos, debido a las distancias y a tener que desplazarte en coche a todas partes, es difícil mantener esa relación si dejas de moverte en los mismos círculos».
Carolina del Sur está en la costa Este, entre Carolina del Norte, Georgia y Florida. Hace mucho calor y la humedad es considerable. Todas las habitaciones de las casas tienen ventiladores en los techos «y durante meses vamos del aire acondicionado de casa al del coche y al del restaurante». El invierno no es frío y no llueve mucho, salvo en pleno verano, «aunque ya hablamos de tormentas tropicales, lluvias torrenciales y huracanes».
Charleston es una ciudad histórica y antigua: «Aquí comenzó su guerra civil o de secesión, así que el turismo es más elitista que en otras partes del estado o del país. En el centro hay muchas mansiones y en la ciudad se ruedan con bastante frecuencia películas de época, como 'Cold Mountain' y ' The Patriot'», comenta Olga.
El problema del racismo todavía subyace: «Hay mucha gente afroamericana, normalmente humilde. Por lo general son muy amables, pero hay tensiones raciales y en alguna ocasión, por parecer hispana, no me han tratado tan bien como era de esperar», lamenta.
La salida más rápida para la alimentación diaria es el fast food, pero existe mucha variedad culinaria étnica. Su plato favorito es el dim sum, de origen chino. La comida sureña destaca por todo tipo de carne asada. No obstante, el matrimonio Long prefiere cocinar en casa: «Los productos a veces hay que sustituirlos o soñar con ellos como la morcilla, los quesucos de Liébana o los sobaos, porque la materia prima no es tan buena».
Sobre la seguridad ciudadana, Olga no tiene dudas: «En ocho años y medio he visto menos violencia que en una noche de marcha en Santander. Ahora sí, la presencia policial es mayor. Aquí puedes dejar el coche abierto por la noche».
La vida en Charleston no es generalmente barata. «La comida es cara, la salud carísima. La ropa es más barata y la gasolina también, pero se gasta más cantidad porque necesitas el coche hasta para comprar el pan o el periódico».
Su mayor distracción desde que ha nacido su hija es ir al cine. El ambiente nocturno resulta «sosísimo». La profesora cántabra no se relaciona con españoles de forma regular: «No hay muchos, aunque he conocido algunos en fiestas». Olga Long añora su tierra y su familia: «Volvería a Santander mañana mismo, pero el trabajo es lo que, de momento, nos retiene aquí. Pero claro que lo deseo».

viernes, 26 de noviembre de 2010


La nueva ortografía que 'cocinan' las 22 academias hispanas ha provocado más recelo que entusiasmo. Medidas como el 'entierro' de la i griega y la 'entronización' de la ye han bautizado como 'ortografía yeyé' antes de nacer a una norma recibida con cierto desdén, cuando no indignación. El anuncio del cambio normativo originó un notable barullo que ha llevado al director de la Real Academia Española (RAE), Víctor García de la Concha, a moderar el entusiasmo inicial. No todo está dicho. Es precipitado publicar la esquela de la i griega o de algunas tildes, viene a decir ahora el máximo responsable de la institución que 'limpia, fija y da esplendor' al idioma que compartimos 500 millones de humanos.
La última palabra se dirá este domingo en Guadalajara (México), en el pleno que acoge la Feria del Libro. En tanto los académicos de ambas orillas sentencian, escritores como el 'cervantes' Juan Marsé constatan que el cambio les deja frío. Otros se dicen dispuestos a matar por un quítame allá esa tilde, como Espido Freire, o minimizan la polémica, como Lorenzo Silva. Miembros de la docta casa como Arturo Pérez Reverte llama a la rebelión ante unas normas que pretende unificar la escritura a ambas lados de Atlántico apelando a un criterio panhíspánico que no convence ortógrafos y correctores que batalla a diario con signos y tipos.
«No me sorprende el barullo, que es positivo. Si discutimos de ortografía no lo hacemos de banalidades o tonterías del corazón», dice el director de la RAE sobre propuestas como aceptar la uve española frente a la be alta y baja de América, a cambio de adoptar la ye presuntamente común en algún país americano «tras discusiones feroces». «La ortografía es materia sensible y muy polémica. Su reforma derivó en Francia en un problema de Estado. En Alemania se acordó un norma que grandes medios de comunicación no siguen», apunta un García del Concha que insiste en la bondad de la nueva norma. «Sorprenderá por su grandeza. Por primera vez será razonada y explicará la convención hasta la saciedad con ejemplos y resolviendo dudas».
Tirar y no usar
Las modificaciones son «innecesarias» para José Martínez de Sousa, ortotipógrafo y lexicógrafo que desaprueba las propuestas. «Nadie dice ye, ni la ha necesitado nunca aquí o en América», denuncia. «No entiendo que se tire la i griega para quedarse con la ye, cuando la propia RAE dice en su diccionario de 2001 que es muy poco usada», apunta el responsable del libro de estilo de Vocento.
«El uso manda, no la Academia. Y el uso dice que de ye ni hablar», insiste este experto, para quien «no estamos ante una reforma ortográfica» y sí ante «cambios puntuales que en unos casos benefician a cada escribiente, que es un mundo». «No se atiende al usuario y lo prueban las reacciones viscerales». «Soy una persona de edad, toda mi vida he dicho i griega y no me lo pueden quitar. La ortografía es también de cada uno», sostiene Martínez de Sousa. Para él, las 22 academias «no valen lo que los cientos de millones de usuarios de la lengua». «Importa más el hablante que los académicos, que han trabajado en secreto, sin consultar a nadie». «Las academias deben operar en función del hablante, ser el lazarillo del escribiente común, resolverla las dudas. Pero debe hacerlo con mucho tiento. Si las reforma se imponen, son una dictadura», resume.
«Me preocupan otras cosas», dice Juan Marsé, premio Cervantes y 'no académico' al que le resbala la cuestión. «Que se cambie la i griega por la ye no me da qué pensar. Por encima de otras cuestiones, mi preocupación permanente es la sintaxis y el estilo», dice. Marsé aprendió las normas a base de memoria y capones «cuando se decía que la letra con sangre entra» pero «la ortografía no ha sido nunca un lastre», dice un narrador que corrige «una y otra vez, hasta la extenuación».
Marsé no está al tanto de todos los cambios propuestos. Al contrario que su joven colega Espido Freire, que no oculta su «estupor» por «unas actualizaciones de la norma ortográfica» ante las que se dice capaz de «salir a la calle a prender fuego a los contenedores embozada en un pañuelo palestino».
Despotismo ilustrado
Lorenzo Silva acepta suprimir acentos en los demostrativos, pero no los de guión o truhán, ni cambiar la i griega por la ye. «Es despotismo ilustrado», dice. «Aporta confusión, es innecesario y excesivo», añade. «Los de mi generación moriremos diciendo i griega», apunta el escritor, a quien no irrita la supresión de la ch y ll: «una anomalía que se corrige». Puntúa Silva «con nota» la labor gramatical y de la RAE, pero estima que «en lexicográfica y ortografía es un paquidermo que va a muy por detrás de sus hablantes». Frente al 'muy dogmático' diccionario de la RAE -«que va unos lustros por detrás de la calle»- recomienda los María Moliner o el de Manuel Seco.
El poeta Antonio Colinas es más tibio. «Creo en la norma, aunque haya que saltársela». «Estoy del lado de la creación y a menudo los poetas vulneramos las reglas». «Tengo libros sin puntuación y que huyen de las mayúsculas. La poesía es plena libertad y la escritura es algo vivo», resume. «El poema es una atmósfera, tiene intensidad y emoción», dice el poeta salmantino, que apuesta por «la flexibilidad» y recuerda que «a menudo son los iconoclastas y los que más arriesgan quienes hacen avanzar las cosas».

Cantabria abraza a la poesía portuguesa

Fernando Echevarría, cabezonense de nacimiento y uno de los mayores escritores contemporáneos en esta lengua, recibirá este fin de semana honores institucionales

Casi cuatro décadas después, regresa a su tierra de nacimiento el poeta portugués Fernando Echevarría. A Cantabria. El ganador del premio Sophia de Mello Breyner 2007, la más alta consideración dentro del ámbito de la poesía en la lengua de Camoes por su antología 'Obra inacabada', y una de las mayores personalidades de la literatura contemporánea en portugués, según quedó constancia en el acta del jurado, nació en Cabezón de la Sal un 26 de febrero de 1929, ya hace 81 años.
Este año acaba de recibir otra prestioso galardón, el premio de la Crítica, que concede la Asociación Portuguesa de Críticos. Su madre era natural del municipio de Udías y su padre un monárquico portugués exiliado. A los dos años se trasladó con su familia a Portugal. Reside en Oporto, la segunda ciudad más poblada del país vecino. La asociación Sol Cultural ya intentó rendir homenaje a Echevarría en el pasado mes de abril, pero una enfermedad impidió que se celebrara el acto, que finalmente cobrará carta de naturaleza este fin de semana, primero con un homenaje institucional mañana sábado, promovido por la Consejería de Cultura en la Sala Griega del Palacio de Festivales (12.30), y al día siguiente, domingo, un acto abierto al público en Espacio Espiral, en Menéndez Pelayo, 8 (18.30). Cantabria salda su deuda con un hijo predilecto. Los vínculos de uno de los poetas en lengua portuguesa más influyentes de las últimas décadas, los explica el propio escritor: «Mi madre, que se llamaba Ana María Echevarría Palacios, era de La Hayuela, en Udías. De ese pueblo era mi abuelo materno».
Su progenitor, en cambio, era luso: «Mi padre era natural de Grijo, muy cerca de Oporto, y era monárquico. El Rey Manuel II abdicó en 1910 y se proclamó la República portuguesa. En 1918 se produjeron unas revoluciones promonárquicas y mi padre tuvo que exiliarse a España, con el reinado de Alfonso XIII. Se instaló en Cantabria, entonces provincia de Santander, y trabajó de ebanista». Su padre era amigo de sus tíos de La Hayuela y allí conoció a su madre, «una mujer muy bella, de pelo castaño, de la que se enamoró perdidamente». La pareja se casó y se trasladó a vivir a Cabezón de la Sal. Fernando fue el mayor de cinco hermanos, pero el único en nacer en España. Su padre era tan monárquico que cuando se proclamó la II República en 1931 optó por volver a Portugal, esta vez con su esposa y primer hijo cántabros. La nación lusitana vivía los primeros años de la dictadura salazarista. «Sí, es verdad, pero era una república muy especial porque hizo un juego político con los monárquicos. Prometió que volvería la monarquía, como luego hizo Franco en España. Todo era una mentira, pero mi padre se acomodó finalmente a la situación, porque era un hombre de derechas, de orden, muy católico».
Ana María Echevarría, su madre, fallecería joven en 1939. Cuando el poeta llegó a Portugal se llamaba Fernando Ferreira Echevarría, «pero al obtener la nacionalidad portuguesa cambió el orden de los apellidos porque en mi país el primero corresponde al de la madre». Desconoce si mantiene la nacionalidad espeñola: «Lo desconozco si le digo la verdad. A mi edad, ya no sé si merece la pena entrar en tramitaciones burocráticas. Pero me siento tan español como portugués. Un ibérico. Los grandes escritores lusos del Siglo de Oro como Gil Vicente y Camoes escribían también en español. Camoes siempre defendió una unidad más amplia, una unidad ibérica».
Echevarría estuvo exiliado varios años durante el salazarismo. Nunca se reclamó como católico progresista. «Fui un activista de la oposición, pero ese término lo inventó el PCP (Partido Comunista Portugués) para separar a los católicos del catolicismo. Me bastó con ser católico para combatir el régimen ultraconservador de Salazar, que sumergió a Portugal en un enorme retraso social. En 1974, poco antes del 25 de abril, había un mandato para detenerme en todas las fronteras portuguesas. En el exilio estuvo desde 1961 a 1963 en París y de 1963 a 1966 en Argel».
Entre 1970 y 1973 pasó unas vacaciones en España, y dos de los veranos fue a Santillana del Mar, «que es lo que más me gustó», las Cuevas de Altamira, «cuyas pinturas rupestres son de una emoción inexplicable y de una modernidad absoluta». Fue a Cabezón de la Sal y «me enseñaron la casa donde nací, aunque no recuerdo el nombre, pero donde estuve más tiempo fue en Comillas. Me encanta por el mar y recuerdo que había una casa guapísima de Gaudí (por El Capricho). El proyecto del Centro Internacional de Estudios Superiores del Español en la antigua Universidad Pontificia le parece una idea completamenmte acertada: «Cuanto me gusta la idea. La lengua del futuro será el español, por delante del inglés».
¿Por qué España y Portugal han estado alejados durante siglos? Su respuesta es diáfana: «Cuando mi país se desmembró de España durante el reinado de Felipe II, la cultura portuguesa es de importación, especialmente de Francia, y pierde una parte de sus raíces ibéricas. Por eso hemos vivido de espaldas».
Su formación literaria la hizo en España, y de hecho empezó a escribir con interés en español. En su primer libro de poemas 'Entre dos ángeles', publicado en 1956, tuvo que traducir algunos al portugués. Su formación toma como referencia el Siglo de Oro, la Generación del 98 y la Generación del 27, en especial Pedro Salinas y Jorge Guillén.
Fernando Echevarría ha leído a autores de su tierra de nacimiento. De Gerardo Diego opina que los 42 sonetos que integran 'Alondra de verdad', «contienen una magnífica poesía». José Hierro le interesó menos porque su formación ya estaba casi hecha. A quien lee en esta etapa a la que alude es a Marcelino Menéndez Pelayo: «Yo estudié Humanidades en Portugal y Filosofía y Teología en España. Él era un gran conocedor de la literatura alemana y por ahí me vino su influencia. Hay que distinguir entre conservador y tradicionalista, y Menéndez Pelayo era un tradicionalista como lo entendía Unamuno. Lo que entrega una generación a otra hace que las ideas se mantengan vivas. No es un concepto negativo. Es más, entiendo que es la única forma de ser progresista». De José María de Pereda dice: «Era un escritor regionalista o costumbrista. No me aportó nada».
Sobre la decepción que hubo después de la Revolución de los Claveles ofrece su opinión: «En 1975 hubo una nueva dictadura urdida por el PCP y los militares comunistas, y pusieron en la presidencia de la República a Costa Gomes, un hombre de paja No querían que se convocasen elecciones, mandaron armas a Angola y recibieron ayuda cubana. Se produjo una reacción contra esa dictadura y en 1976 se restableció la democracia, bajo el consenso de los dos grandes partidos».

jueves, 25 de noviembre de 2010

La dama blanca añade el Cervantes a su bosque imaginario

Ana María Matute se ha llevado, por fin, el Cervantes, el único premio de las letras en castellano que le quedaba por recibir

La dama de la fábula, la niña de 85 años tocada por las hadas y escondida en un cuerpo de mujer con cabellos blancos se ha llevado hoy, por fin, el Cervantes, el único premio de las letras en castellano que le quedaba por recibir y para el que ha sido candidata y finalista durante años.
Esta maga del bosque, como a ella le gusta calificarse, es creadora de un mundo narrativo propio, lleno de unicornios, trasgos, duendes, cuartos cerrados, y paraísos inhabitados, con los que siempre ha intentado buscar su lugar en el mundo. La Edad Media, la infancia, la injusticia social, los marginados, la incomunicación, la guerra y la posguerra, y la otra orilla, porque ella siempre se ha situado "al margen", son los temas que han centrado la gran obra de este mujer, que nació en Barcelona, en 1925 y que a los 17 años escribió su primera novela, Pequeño teatro, una obra que para publicarla necesitaba el permiso de su padre y así lo pudo hacer ocho años más tarde.
Libre, moderna, rebelde, Ana María Matute siempre ha dicho que la palabra era "lo más hermoso que se había creado" y que su sitio, su lugar, era "el bosque" y ese fue el tema, precisamente, que escogió para su discurso de entrada en la Real Academia de la Lengua en 1998 para ocupar el sillón 'K': En el bosque, que así era el título. "El bosque es para mí, el mundo de la imaginación, de la fantasía, del ensueño, pero también de la propia literatura, y, a fin de cuentas, de la palabra", dijo.
La narradora es autora de títulos imprescindibles como Torre vigía, Olvidado Rey Gudú, Aranmanoth, Los soldados lloran de noche, Premio Fastenrath de la Real Academia Española; Los Abel, Fiesta al Noroeste, premio Café Gijón; Pequeño teatro, premio Planeta; Los hijos muertos, premio de la Crítica, en 1958, y Premio Nacional de Literatura en 1959 o Primera memoria, premio Nadal en 1959, entre otros.
Libros para niños
También tiene una inabarcable obra para jóvenes y niños, con cuentos como Los niños tontos, El país de la pizarra, La oveja negra, El verdadero final de la bella durmiente, o La puerta de la luna, el volumen que abrocha todos sus cuentos y que acaba de salir este mes. Muchos de ellos están dedicados a su hijo Juan Pablo. Y como creadora de cuentos para niños, posee también el Premio Nacional de Literatura Infantil por Sólo un pie descalza, 'la Matute', como así le gusta que la llamen, se ha manifestado muy en contra de la idea de lo políticamente correcto en los cuentos que se escriben ahora.
"Lo políticamente correcto lo fastidia todo. Ahora no le puede leer a un niño un clásico, que son fabulosos, porque hoy hay que decirles amén a todo y al final la caperucita se hace amiga del lobo. Y esto no es así, porque en la vida te vas a encontrar lobos tremendos...", decía en una entrevista el pasado año. Además, para la autora la infancia, como para Rilke, "es todo y nos marca a todos de una manera tremenda". "A veces la infancia es más larga que la vida", escribe en "Paraíso inhabitado". Poseedora de una larga nómina de premios, también pertenece a la Hispanic Society of America y la Universidad de Boston tiene una biblioteca con un fondo llamado 'Ana María Matute collection'.
Un vida llena de experiencias
El mundo narrativo de Ana María Matute ha navegado entre los hermanos Grimm, Andersen, Perrault, Proust, Rilke, Chejov, Faulkner o Poe. Cervantina, y hoy premio Cervantes, la mirada, dulce y amable de esta escritora también ha pasado por toda clase de vicisitudes. Hija de una familia burguesa, de padre catalán y madre castellana, vio cómo la guerra civil también afectó de fondo su vida familiar, caracterizada por grandes ausencias. Después, en 1952, se casó con el escritor Eugenio de Goicoechea, 'el malo' y en 1963 se separó, pero como consecuencia de las leyes de la España de aquella época, le quitaron la custodia de su hijo y no pudo verlo durante años.
Hechos, cicatrices, de una autora, que ha viajado por todo el mundo, que ha cruzado casi un siglo y que ha visto "casi todo", y cuya principal característica es la de ser un persona buena, siempre preocupada por el ser humano: "El mundo está tan desquiciado hoy como cuando tenía 14 años. Las formas cambian, pero no el egoísmo y la intolerancia. Todo eso es igual que cuando empecé a vivir", dijo el pasado 10 de noviembre en el Instituto Cervantes.

 http://www.eldiariomontanes.es/rc/20101124/mas-actualidad/cultura/maria-matute-dama-blanca-201011241445.html

martes, 23 de noviembre de 2010

¿Qué opinas del "Spanglish"?

El cóctel de español e inglés invade las calles de Nueva York por boca de su población hispana

Una familia de hispanos pasea por una calle de Los Ángeles. Uno parquea el carro en las proximidades de Mony Travel, el local del número 3825 de la neoyorquina calle de Broadway; apaga el radiocasete, donde sonaba música de Selena; pone unos cuartos en la maquinita municipal, no vaya a ser que la policía ronde por la zona y le ponga un ticket, y se encamina hacia el local, que anuncia a los transeúntes: «Prepare su income tax aquí».
La carpeta de Mony Travel está tan desgastada y sucia como casi todo en este rincón septentrional de Manhattan, habitado por dominicanos y puertorriqueños; pero, como también casi todo, el local bulle de vida: gente telefoneando a países latinoamericanos, buscando billetes de avión baratos, indagando por un abogado que pueda arrancarles una sustanciosa liability por un accidente de tráfico, recabando información sobre cómo conseguir la carta verde y evitar la deportación, preparando sus income tax... Entre la algarabía de voces, uno retiene la de una joven mulata que termina así su conversación telefónica: «Te llamo para atrás, ¿okey?».

En este barrio de Washington Heights, en todos los de Nueva York con presencia hispana, se ha impuesto el spanglish, un castellano salpicado de palabras inglesas - ticket (multa), income tax (impuesto sobre la renta), okey (de acuerdo), liability (responsabilidad civil), nice (simpático)...- y traducciones literales de palabras y frases inglesas - chores (shorts, pantalones cortos), marqueta (market, mercado) , taipear (to type, escribir a máquina) , parquear el carro (parking the car, aparcar el coche) , vacunar la carpeta (vacuum the carpet, aspirar la alfombra) , te llamo para atrás (I call you back, te vuelvo a llamar) , el rufo del bildin (the roof of the building, el techo del edificio)...

Un habla que, como comenta con humor Enrique Camacho, el director del Instituto Cervantes de Nueva York, produce disparates como el decir que el hispano Fernando Ferrer «está corriendo para la oficina de mayor» (está compitiendo por el cargo de alcalde), o que tal tienda «delibera groserías» («deliver grocery», reparte la compra), o que cual negocio «necesita mujeres estériles» («need steady women», necesita empleadas fijas).

Un artículo reciente de The New York Times calificaba el spanglish como la tercera lengua de Nueva York después del inglés y el español. Es cierto. Con 1,8 millones de hispanos -un 25% de la población, según el censo de comienzos de esta década- y varios diarios, semanarios, emisoras de radio y canales de televisión en castellano, Nueva York permite al visitante pasarse el día escuchando a gente que habla la lengua de Cervantes con múltiples acentos latinoamericanos o en su versión spanglish. El pasado martes, al inaugurar el centro universitario que lleva su nombre, don Juan Carlos pudo decir con toda razón: «Nueva York ya es hoy una de las grandes capitales del mundo hispánico».

El mestizaje de inglés y castellano está saltando de la calle donde nació a la cultura popular. 'Mi padre's infidelity. Are cuernos genetic?', reza el titular de un artículo de Latina, el «magazine bilingüe» para jóvenes hispanas publicado en Nueva York. La revista, de buena calidad, inserta textos en inglés o castellano, pero no puede resistir la tentación de hacer cócteles lingüísticos como el citado. O como éstos: «Mi vida en fast forward», «When do you need un abogado?» . Escritores como Julia Álvarez introducen con desparpajo palabras y frases castellanas en sus textos en inglés.

El spanglish tiene sus defensores. «Reflejamos la vida entre dos lenguas y dos culturas de nuestros lectores», dice Christy Haubegger, editora de Latina; «el spanglish es una muestra de destreza lingüística», afirma Ana Celia Zentella, una profesora universitaria que ha escrito un libro sobre el bilingüismo en Nueva York. Y también sus detractores. Roberto González Echevarría, profesor de literatura hispánica en Yale, se ha visto obligado a precisar en una carta publicada por The New York Times que el spanglish es «una invasión del español por el inglés», que «trata al español como si la lengua de Cervantes, Lorca, García Márquez, Borges y Paz no tuviera una esencia y una dignidad por sí misma».

http://www.elcastellano.org/elpais.html

¿Os parece que es humor o una broma pesada? Creo que hay que tener cuidado con el humor cuando nos comunicamos con extranjeros. No se entiende del mismo modo y puede ser ofensivo.

«Humillan a los invitados americanos»

Jesse Eisenberg carga contra 'El hormiguero'. Pablo Motos le enseñó 'un piropo': 'que no me entere yo que ese culito pasa hambre', mientras el actor repetía la frase desconcertado y el público se desternillaba

El otro día se tomó la revancha. En una entrevista concedida el viernes al show de Conan O'Brien, en la cadena estadounidense TBS, el actor criticó el trato recibido de Motos. «Antes de entrar en el programa te dicen: 'sólo diviértete' y cuando entras te das cuenta que eso es imposible porque el show está diseñado para humillar a los invitados americanos», soltó. «Enseñan fotos ridículas tuyas y tratan de burlarse de ti. Entonces, el público se ríe, te llega la traducción y te das cuenta que es verdad que se están riendo de ti, y no tienes tiempo de responder porque han pasado a otro tema en español». «Y ¿por qué están tan enfadados con nosotros?», le preguntó el presentador. «Puede que porque los americanos no enseñamos a nuestros hijos otro idioma para que sepan qué pasa en sus programas. Son unos ingratos por lo que les hicimos en la Segunda Guerra Mundial: enviarles aviones y barcos para preocuparnos por ellos...», añadió, esta vez entre risas.
Jamón y disculpas
Desde Cuatro lamentaron ayer que Eisenberg no se sintiera cómodo pero negaron cualquier intención de humillar a éste u otro invitado: «No podemos esperar que los invitados tengan siempre su mejor día. Hay veces que están más colaboradores, y otras en las que participan menos. Ellos pudieron comprobar y corregir con antelación el guión y le dieron el visto bueno», recordaron.
En el blog de 'El Hormiguero' también se hicieron eco de las quejas... A su estilo: «Hicimos lo posible para acomodarnos a sus gustos, peticiones y exigencias, que también las hubo. Pusimos el mejor jamón y les dimos primeras marcas en la bebida de la sala VIP». Y ¿aún así no estuvo todo a gusto de Eisenberg? «Una gira de promoción mundial a veces te deja sin energía y sin sentido del humor», zanjaron Motos y familia.