domingo, 14 de noviembre de 2010

Cocinando desde Comillas

Me gustaría compartir parte del correo que hoy he escrito a mis amigos de Canadá.

“Hoy he cocinado mis primeras lentejas, sí , sí ... Y estaban muy buenas. Estoy aprendiendo a cocinar desde Comillas claro con la ayuda de mis compañeras de piso Rocío y Carmen. Alguno no se lo creerá teniendo en cuenta que iba regalando libros de cocina española con dedicatorias incluidas ( y eran un éxito). Sí hoy es el principio de un gran día. Ya he probado varias estrategias: regalar libros de cocina, buscar un novio que cocine para mí, comer en mi centro comercial favorito North Hill Mall…
En fin que desde Comillas estoy reflexionando y estoy conociendo otro estilo de vida. Y entonces, me pregunto de quién será la culpa. Después de copiar costumbres de la escuela, y como el refrán dice "allá donde fueres, haz lo que vieres", yo diría que no es mi culpa, "it is not my fault". Vamos a ver a quién le echo la culpa y lo digo con todo mi cariño … A mis amigos que tanto me mimaron invitándome tantas veces. Muchas gracias a todos”.
Por cierto Rocío que te recomiendo que tengas un apartado en tu blog sobre cocina. Ya te he buscado un título: “Cocinando con Rocío”.
¿Y todo esto a qué viene? Mi reflexión es que una vez asistí a un taller (workshop) de enseñar español a través de la gastronomía y me hizo que pensar. Es verdad que he dado fotocopias de recetas españolas y mejicana (por ejemplo para la fiesta de Independencia, el Día de los Muertos (The Day of the Death) o el 5 de Mayo). He invitado a padres para hacer presentaciones de sus países y también les he comentado si podían traernos algún postre y explicar la receta a los estudiantes. Así que tuve a varios de ellos e hicieron un trabajo excepcional sobre Venezuela, México, Colombia … ¡Y vaya postres, arroz con leche, flan, dulce de leche …! Y los niños prestando mucha atención, ja, ja … Una forma de motivarlos …
Además me gustaría seguir relacionarlo con el tema cultural. Yo también he aprendido español a través de la cocina latinoamericana y de mi experiencia con latinos.  No sabía que eran pupusas, arepas, ceviche … Muchas veces con el poquito tiempo que teníamos para comer en la escuela me escapaba a un pequeño restaurante mejicano llamado “Salsita”. Otras veces mis amigas colombianas o salvadoreñas me invitaban a pupusas, arepas y empanadas. No sólo he aprendido más vocabulario gastronómico en español, también he tenido el privilegio de conocer historias y costumbres de países latinoamericanos, reconocer otras variedades del español,  apreciar y bailar salsa, merengue, bachata… Y he tenido el honor de conocer a bellas personas que desde mi llegada a Canadá me hicieron sentir bienvenida, me abrieron sus corazones, me acogieron en sus hogares  compartiendo tradiciones hispanoamericanas y canadienses. ¿Qué más puedo decir? Que les estoy y estaré eternamente agradecida.

1 comentario:

  1. ¡¡Qué hambre me acaba de entrar!!
    Esto me recuerda que tengo que comer, coger mis bártulos (palabra que me encanta) y salir pitando para Comillas.

    ResponderEliminar