lunes, 15 de noviembre de 2010

Recojo una de las noticias más comentadas este fin de semana, la muerte del gran cineasta español Luís García Berlanga. La sociedad española se viste de luto. 
Fundido en negro en el cine español por la muerte de Luis García Berlanga. Luto, respeto y dolor en el planeta del celuloide por la irreparable pérdida de un genio irrepetible. La vida del patriarca de nuestro cine se ha apagado al alba de un sábado otoñal en su casa de Somosaguas, en el municipio de Pozuelo, al norte de Madrid, donde será enterrado este domingo. Aquejado del mal de alzheimer desde hace varios años, Berlanga ha muerto con 89 cumplidos, tranquilo y rodeado por los suyos. La profesión, que lo idolatraba y respetaba como el mayor maestro del oficio, lo ha despedido apenada en la Academia del Cine. También el pueblo al que divirtió, criticó y sedujo con sus impagables películas. Una veintena de títulos trufada de cargas de profundidad, hitos de la historia del cine instalados en la memoria colectiva de varias generaciones. Lo mejor del legado de este cineasta ácido y lúcido, que retrató las miserias de la España franquista ya sus héroes fracasados, es un 'trío áureo' de películas que resisten el paso del tiempo: Bienvenido Míster Marshall!, Plácido o El Verdugo. Él quería ser recordado por su "espontaneidad e independencia",
Álex de la Iglesia, presidente de la Academia de Cine, se ha referido a su maestro y colega "como el alma del cine español". Concha Velasco, verdadero fetiche de maestro valenciano, lo despedía también como un grande entre los grandes: "junto a Federico Fellini y Billy Wilder, José Luis García Berlanga está entre los tres cineastas más grande de la historia del cine", ha aventurado la actriz.
Lo cierto es que la figura de Berlanga es menos internacional que las de Luis Buñuel o Pedro Almodóvar -aunque aspiró al Oscar por Plácido y el guión de Míster Marshall'fuera premiado en Cannes- pero su cine está y estará, a buen seguro, más arraigado en el corazón del espectador español. Su Valencia natal se ha dolido por la pérdida de un hijo predilecto y ha declarado el domingo jornada de luto oficial.
Lágrimas y flores
La Casa Real, el presidente Zapatero, dirigentes políticos de todo el arco parlamentario, ciudadanos anónimos y, sobre todo, gentes del cine y la farándula se han dolido por la pérdida. Han recordado su talento y su obra y derramaron lágrimas, flores y elogios para mostrar su respeto a don Luis en el último adiós.
Su féretro, instalado en la Academia de Cine de la que fue cofundador y de la que era presidente honorífico, ha sido recibido con un respetuoso silencio y una cerrada ovación. Flanqueado por cuatro velas y una corona de rosas blancas, no lucía sobre su tapa crucifijo ni ningún otro símbolo religioso. Una veintena de coronas, como las remitidas por la fundación Príncipe de Asturias, que lo premió en 1986, o Guiadalix de la Sierra -escenario de Mister Marshall- se han desplegado en vestíbulo de la academia. Tras él féretro, una pantalla gigante con un recorrido en imágenes por su vida y su obra. El ataúd va a permanecer en el salón académico hasta las 13.00 horas del domingo, para partir desde allí hacia el cementerio de Pozuelo en el que sus restos mortales descansarán para siempre.
Colegas, directores, actores, familiares, amigos y un mar de ciudadanos que disfrutaron de su talento, han despedido al gran maestro en la' casa del cine'. Por su capilla ardiente ha desfilado casi toda la profesión, los productores, guionistas y técnicos que a lo largo de medio siglo trabajaron a las órdenes de un genio libertino, anarcoide y caótico que hizo de su ácido sentido del humor la razón de su trabajo. Icíar Bollaín, Fernando Colomo, José Sacristán, Rosa María Sardá, David Trueba o los cantantes Ana Belén y Víctor Manuel han dado el pésame al hijo mayor del cineasta, quien ha confirmado que su padre había muerto "tranquilo" y tras cenar "su tortilla de patatas".
Despedían a un erotómano y fetichista confeso, creador de un género y un universo propios, que fue además feroz crítico de una burguesía carpetovetónica, pese a vivir en este medio con comodidad. Polifacético y contradictorio se definía como anarqusita-conservador. Dirigió una colección de literatura erótica, presidió la filmoteca y lanzó el ambicioso proyecto de Ciudad de la Luz. Siendo, como decía, un "vago de siete suelas" no dejó de trabajar mientras le acompañó la salud.
Humor negro
En su adiós, muchos compañeros de viaje han aludido a ese espíritu libre y genial del cineasta que jalonó nuestra historia reciente con unas irreverentes creaciones que fijaron en blanco y negro una época. Un espíritu corrosivo que hizo bandera del humor (casi siempre muy negro), su arma principal para colocar a los españoles ante el espejo de su más rancia realidad. También para meter goles a la censura en un juego del gato y el ratón del que casi siempre salió airoso. Como cuando logró retratar los 'hierros' del garrote vil que el memorable Pepe Isbert portaba en su 'maleta de trabajo' en El verdugo, o rodar finalmente La vaquilla cuyo guión tuvo en un cajón largos años.
Su talento batallador se sumó al del otro gran espíritu vitriólico de nuestro cine, Rafael Azcona, junto a quien trabajó en siete ocasiones, de Plácido a la serie de 'La escopeta nacional'.
Pero Berlanga no pudo ganar su última batalla contra la que juzgó como la peor de las censuras, la desmemoria, a la que plantó cara cuando el olvido comenzó a hacer estragos en su mente. "Ahora he descubierto que hay un censura mucho peor que la franquista -llamémosle alzheimer, pérdida de memoria-, y que eso sí que es una censura a lo bestia" afirmaba en 2005, ya tocado por una afección que nunca ocultó.
Muy afectado, Álex de la Iglesia ha declarado a Berlanga "el director más influyente y el mayor cineasta que ha dado nuestro país". "Junto a Buñuel, el único que le hace sombra. define el cine español. Era el mejor. Es como si se hubiera muerto John Ford" ha dicho de un maestro que "resume y define el espíritu de la comedia negra y es una de la grande figuras de la cultura española".
Plácido, El Verdugo o Bienvenido Míster Marshall! son las más grandes películas que se han rodado nunca en este país" ha resumido De la Iglesia. "Se nos va el mayor cineasta de todos los tiempos. Se muere con él el alma del género del cine español, de la comedia" concluyó, tras evocar las recientes pérdidas de Jose Luis López Vázquez y Manuel Alexandre "que suponen el final de la edad de oro del cine español".
Representantes del PSOE y del PP visitan la capilla
"La muerte de Berlanga en una pérdida importantísima no sólo para el cine español, sino para el mundial", ha asegurado Concha Velasco, que protagonizó en 1999 Paris Tombuctú el último largometraje del maestro y el menos apreciado pro al crítica. Una actriz que luchó con denuedo para encarnar el papel de Trini, en el que por primera vez en su extensa carrera venció el recato y mostró su pecho ante la cámara. Velasco ha recordado ese rodaje como "maravilloso", porque confirmó "la genialidad de un Berlanga sin cuyo humor e ironía no se entendería al historia reciente de España".
La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, ha aludido a la originalidad y la alta calidad del cine de Berlanga que a su juicio reinventó el cine español con Juan Antonio Bardem, junto al que inició su carrera en la década de los cincuenta con Una pareja feliz. La obra de Berlanga se "perpetuará en el tiempo", ha dicho la ministra, como las de los grandes de nuestra pintura, música o literatura. "Su adjetivo describe un género y como se habla de situaciones kafkianas se puede hablar de situaciones berlanguianas", ha apostillado.
Por su parte, el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha señalado que "se trataba de un maestro que, con humor, supo relatar una época sórdida de nuestra historia que todos debemos conocer porque sólo así estaremos seguros de que no se va a volver a repetir". Las últimas en llegar a la capilla han sido la secretaria general de Partido Popular, María Dolores de Cospedal; su portavoz en el Congreso, Soraya Saez de Santamaría, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.

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